
En tierras europeas, este tema de los vinos ecológicos está estrictamente regido por los requisitos legales de Agricultura Ecológica. Un vino debe seguir dos caminos generales para considerarse ecológico: seguir prácticas verdes en los diferentes procesos de producción, desde el cultivo hasta la bodega, y llevar el correspondiente certificado con su logotipo pegado en la botella.
En líneas generales, un vino ecológico respeta los ciclos naturales de la planta y utiliza apoyos del mismo ecosistema. Se utilizan abonos orgánicos naturales para conservar la flora microbiana de la tierra. En este sentido, los animales son muy importantes, puesto que gracias a su voracidad pueden llegar a limpiar el espacio de malas hierbas al mismo tiempo que abonan el terreno. Esto lo suelen hacer las ovejas y los cerdos salvajes, pero las aves también son de gran ayuda al comerse los molestos insectos.
También se utilizan colmenas de abejas para mejorar la polinización y cañas en vez de materiales plásticos. Todas estas medidas son las alternativas para conseguir un vino cultivado de manera ecológica, utilizando la ayuda que ofrece el ecosistema y respetando el ciclo natural de la planta. Estas medidas están basadas en una detallada regulación establecida en el comité permanente de la Agricultura Ecológica de la UE, la misma que apunta que está prohibida la quema de biomasa procedente de las viñas. Acto seguido, la normativa enumera una serie de requisitos para la conservación y el embotellado de vino, como impedir el uso de ácido sórbido o mantener más bajo el nivel de sultitos que el de sus equivalentes convencionales.
Esta misma normativa, que dará al producto la categoría de Vino Ecológico dentro de la Denominación Genérica “Agricultura Ecológica”, cita muchos más requisitos, entre otros:
- Los campos deben ser abonados con abonos ecológicos, quedando así prohibidos los abonos minerales, especialmente los nitrogenados.
- La conservación y el embotellado del vino debe hacerse sin tratamientos.
- La vinificación debe realizarse sin el antiséptico y antioxidante SO2, que tiene efectos negativos en la salud.
Todas estas normas ayudan a los consumidores a identificar un vino ecológico, producto que es mucho más saludable que los demás, gracias a los polifenoles. Y es que resulta que la ciencia ha encontrado una mayor concentración de sustancias antioxidantes en los vegetales ecológicos, que en el caso de la uva, se denominan polifenoles. Hay estudios que demuestran que un vino elaborado con la normativa de Agricultura Ecológica dobla la cantidad de polifenoles que el procedente de la uva tradicional.